Martí Peró, un productor de la comarca del Pallars Jussà , en Lleida, cuenta con una pequeña choza de cerdos ibéricos, que combina con una granja de pollos ecológicos.
El Pallars Jussà cuenta con una explotación de pollos ecológicos y otra pequeña de cerdos ibéricos, las dos enclavadas en el mismo pueblo, Erbull, en el municipio de Tremp y propiedad de Martí Peró. Originario de Terrassa, vivió desde 1994 en el Pallars Jussà, en el pueblo de Abancalas durante diez años, hasta que este municipio de Tremp empezó a repoblarse en el 2004, cuando se trasladó en solitario a Erbull. Buscando más tranquilidad -en unos 25 kilómetros alrededor no hay otra población- se cambió de domicilio y hace unos dos años puso en marcha la explotación de pollos ecológicos y los primeros tres cerdos ibéricos. La explotación sostenible se provee con el agua de lluvia y con paneles solares.
Peró, empresario y propietario de las dos explotaciones, comenta tajante: "Yo no engordo cerdos, crío cerdos" y explica que "la explotación de cerdos ibéricos es muy pequeña, vive de los pollos ecológicos".
La dieta básica de estos cerdos, originarios de Cañamero, a la provincia de Cáceres (Extremadura), es cebada, raíces, restos de la huerta y bellotas en la época. Los cerdos ibéricos tienen 6.000 metros cuadrados para moverse y viven conjuntamente grandes y pequeños. Peró explica que la carne de ibérico es mejor si el animal tiene espacio y es libre para caminar, correr e incluso tres veces por semana se les abre la verja para que puedan ir a su aire. También comenta que siempre vuelven, "aquí tienen comida asegurada".
La explotación cuenta con dos hembras y un macho para producir y el resto se venden para la tradicional matanza de invierno como mínimo a unos 600 euros la pieza, dependiendo del precio del cereal. El periodo de crianza es de un año y medio y llegan a un peso de entre 100 y 120 kilos. Los excedentes se venden también como cochinillos, vivos para engordar o sacrificados preparados para el horno.
El lema de Martí Peró es "mucho terreno y pocos cerdos". Tiene dos espacios cerrados y preparados para intercalar su uso, para dar tiempo que el alimento crezca. Tiene otro terreno de unos mil metros cuadrados donde pace el macho en su aire. La producción es reducida, de la explotación cerdos ibéricos salen de quince a veinte al año. Para asegurarse que la carne siempre sea de calidad, los machos para engordar se capan y las hembras son las que se venden, si es necesario, como cochinillos, y así evita matarlas en época de celo.
La explotación de pollos ecológicos de Martí Peró consta de la certificación CCPAE, Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica. Los 10.000 metros cuadrados cerrados de la explotación tienen cuatro casetas con dos patios cada una, para intercalar el alimento. Cada caseta tiene una capacidad de unos 300 pollos, actualmente cuenta con unas 1.200 aves ecológicas de diferentes edades y está en periodo de ampliación de unas 500 más. Martí Peró comenta que en toda la provincia de Lérida hay dos productores de pollo ecológico, siendo el único del Alto Pirineo, y añade que "mientras un pollo industrial necesita 40 días para llegar al peso y poder venderse, el ecológico necesita 90". Peró, como productor, también hace el reparto en los diferentes establecimientos en los cuales vende cada quince días, después de pasar por el matadero para el despiece. Éste emprendedor que apuesta por la ecología y la diferenciación comenta que le suponen un problema los depredadores, básicamente las águilas.
M.PRieto /vida Sana - A. Farràs / segre.com
El Pallars Jussà cuenta con una explotación de pollos ecológicos y otra pequeña de cerdos ibéricos, las dos enclavadas en el mismo pueblo, Erbull, en el municipio de Tremp y propiedad de Martí Peró. Originario de Terrassa, vivió desde 1994 en el Pallars Jussà, en el pueblo de Abancalas durante diez años, hasta que este municipio de Tremp empezó a repoblarse en el 2004, cuando se trasladó en solitario a Erbull. Buscando más tranquilidad -en unos 25 kilómetros alrededor no hay otra población- se cambió de domicilio y hace unos dos años puso en marcha la explotación de pollos ecológicos y los primeros tres cerdos ibéricos. La explotación sostenible se provee con el agua de lluvia y con paneles solares.
Peró, empresario y propietario de las dos explotaciones, comenta tajante: "Yo no engordo cerdos, crío cerdos" y explica que "la explotación de cerdos ibéricos es muy pequeña, vive de los pollos ecológicos".
La dieta básica de estos cerdos, originarios de Cañamero, a la provincia de Cáceres (Extremadura), es cebada, raíces, restos de la huerta y bellotas en la época. Los cerdos ibéricos tienen 6.000 metros cuadrados para moverse y viven conjuntamente grandes y pequeños. Peró explica que la carne de ibérico es mejor si el animal tiene espacio y es libre para caminar, correr e incluso tres veces por semana se les abre la verja para que puedan ir a su aire. También comenta que siempre vuelven, "aquí tienen comida asegurada".
La explotación cuenta con dos hembras y un macho para producir y el resto se venden para la tradicional matanza de invierno como mínimo a unos 600 euros la pieza, dependiendo del precio del cereal. El periodo de crianza es de un año y medio y llegan a un peso de entre 100 y 120 kilos. Los excedentes se venden también como cochinillos, vivos para engordar o sacrificados preparados para el horno.
El lema de Martí Peró es "mucho terreno y pocos cerdos". Tiene dos espacios cerrados y preparados para intercalar su uso, para dar tiempo que el alimento crezca. Tiene otro terreno de unos mil metros cuadrados donde pace el macho en su aire. La producción es reducida, de la explotación cerdos ibéricos salen de quince a veinte al año. Para asegurarse que la carne siempre sea de calidad, los machos para engordar se capan y las hembras son las que se venden, si es necesario, como cochinillos, y así evita matarlas en época de celo.
La explotación de pollos ecológicos de Martí Peró consta de la certificación CCPAE, Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica. Los 10.000 metros cuadrados cerrados de la explotación tienen cuatro casetas con dos patios cada una, para intercalar el alimento. Cada caseta tiene una capacidad de unos 300 pollos, actualmente cuenta con unas 1.200 aves ecológicas de diferentes edades y está en periodo de ampliación de unas 500 más. Martí Peró comenta que en toda la provincia de Lérida hay dos productores de pollo ecológico, siendo el único del Alto Pirineo, y añade que "mientras un pollo industrial necesita 40 días para llegar al peso y poder venderse, el ecológico necesita 90". Peró, como productor, también hace el reparto en los diferentes establecimientos en los cuales vende cada quince días, después de pasar por el matadero para el despiece. Éste emprendedor que apuesta por la ecología y la diferenciación comenta que le suponen un problema los depredadores, básicamente las águilas.
M.PRieto /vida Sana - A. Farràs / segre.com
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