"Querido Presidente y Señora Obama:
Nosotros, el pueblo, requerimos con todos los respetos que se plante una granja orgánica en los terrenos de la Casa Blanca, en el número 1.600 de la Avenida Pensilvania, en Washington DC...".
Nosotros, el pueblo, requerimos con todos los respetos que se plante una granja orgánica en los terrenos de la Casa Blanca, en el número 1.600 de la Avenida Pensilvania, en Washington DC...".
La petición la han firmado ya más de 10.000 americanos, siguiendo la estela trazada por dos jóvenes entusiastas –Daniel Bowman Simon y Casey Gustowarow- que lo dejaron todo y se embarcaron en una de esas aventuras de costa a costa, al volante de una singular camioneta amarilla con tejado 'verde' y divulgando a los cuatros vientos su receta para llevar a Obama al huerto ecológico...
"La Granja Orgánica de la Casa Blanca proveería alimentos frescos para el Presidente, la primera familia y sus distinguidos huéspedes. Tan importante o más, también facilitaría comida sana a los colegios públicos de Washington. Un cuerpo de voluntarios en bicicleta se encargaría de su reparto sin ningún coste para el medio ambiente o para el contribuyente.".
Simon y Gustowarow, los granjeros virtuales, se conocieron cuando trabajaban como voluntarios con los Peacecorps en Filipinas y llevaban tiempo dándole vueltas a la idea de hacer algo juntos. La semilla germinó cuando escucharon a la restauradora y activista Alice Waters formulando en voz alta su doble sueño: crear huertos en las escuelas y en los jardines de la Casa Blanca.
La iniciativa contó también con el respaldo moral de Michael Pollan, adalid de la comida sana y autor de 'El detective en el supermercado', que ha recomendado a Obama que contribuya a cambiar la cultura alimenticia de los americanos e instituya el puesto de Granjero de la Casa Blanca. El espacio ideal, según Pollan, sería la espléndida pradera sur de la mansión presidencial, convertida en edénico 'jardín de verduras y frutas orgánicas' de 1,6 hectáreas (el equivalente a tres campos de fútbol).
Al fin y al cabo, se trataría de recuperar una idea tan vieja como los padres fundadores. En 1800, el segundo presidente John Adams plantó personalmente la primera huerta presidencial. Woodrow Wilson llenó la Casa Blanca de ovejas en 1918 para fertilizar el suelo. Y en 1943, pese las objeciones del Departamento de Agricultura, Eleanor Roosevelt plantó un 'jardín de victoria' como ejemplo de 'autosuficiencia' durante la Segunda Guerra Mundial, imitada por 20 millones de compatriotas que cambiaron el césped por los tomates, las lechugas, las calabazas y las berzas...
"Los granjeros de la Casa Blanca, preferiblemente niños y americanos discapacitados, plantarán semillas de la granja de Thomas Jefferson en Monticello y otras variedades donadas por los agricultores norteamericanos y que reflejen las ricas tradiciones agrícolas de esta tierra fértil y generosa".
Simon (experto en marketing y urbanismo) y Gustowarow (biólogo) han decidido hacer un alto con su estrambótica camioneta, bautizada como la Tupsy Turvy, y están aprovechando ahora todas las herramientas del 'cambio' impulsadas por el propio Obama para que llegue a cuajar su petición por internet. El prado, de momento, está nevado y en barbecho. Pronto llegará la hora de la siembra, y tal vez el césped y las hierbas aromáticas que plantó Lady Bird Johnson dejen paso al menos a una primera cosecha presidencial, bajo los auspicios de Michelle Obama, que tanto se preocupa por la dieta sana de Malia y Sasha.
Mientras tanto, a seguir alimentando el sueño y la petición. "La Granja Orgánica de la Casa Blanca usará una tierra saludable y rica, nutrida por el compost y los restos alimenticios de las tres ramas del Gobierno federal: la Casa Blanca, el Capitolio y el Tribunal Supremo".
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