Aceites saludables: Los aceites saludables, ricos en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, contienen antioxidantes antiinflamatorios que ayudan a prevenir la descomposición del colágeno de la piel, haciendo que la piel tenga una apariencia más joven. Para obtener el mayor beneficio, los expertos recomiendan elegir aceites de oliva, aceites de cacahuete y aceites vegetales etiquetados como prensado en frío, extracción por prensado o virgen extra.
Los ácidos grasos omega-6: presentes en el aceite de cártamo pueden ser el hidratante perfecto para las personas que tienen la piel seca y escamosa, ya que mantienen la paredes celulares flexibles, permitiendo que el agua penetre mejor a través de la capa externa de la piel.
Hay que tener en cuenta que las grasas, incluidas las sanas, son ricas en calorías, por lo que los expertos recomiendan un consumo de no más de dos cucharadas de aceite al día.
Almendras: Al igual que los aceites, los frutos secos contienen grasas buenas que favorecen una piel saludable. Las almendras son ricas en vitamina E, que ayuda a proteger la piel del daño solar. Puesto que la vitamina E es un antioxidante, ayuda a que la piel adquiera un aspecto suave y joven mientras actúa para mantener las arterias limpias de los peligrosos radicales libres.
Según los expertos basta con un puñado de almendras al día para disfrutar de estos beneficios.
Semillas de lino: Gracias a su contenido en ácidos grasos omega-3, las semillas de lino pueden eliminar las manchas y elisar las finas arrugas de la piel. Espolvorearlas en ensaladas, añadirlas a los batidos o mezclarlas con el yogur. Si no nos gustan las semillas de lino, el salmón también puede proporcionar una dosis saludable de ácidos grasos omega-3.
El té verde: Un estudio publicado en Archives of Dermatology descubrió que el té verde puede reducir el riesgo de daño de la luz ultravioleta procedente, por ejemplo, de los ardientes rayos del sol, y reducir así el riesgo de cáncer. Los polifenoles ricos en antioxidantes presentes en el té verde le otorgan un potencial antiinflamatorio y anticancerígeno y evitan la supresión del sistema inmunológico causada por la radiación ultravioleta. Los polifenoles también han mostrado tener propiedades antibacterianas y antivirales. Es importante beberlo mientras todavía está caliente, ya que los antioxidantes del té se degradan a medida que se enfría.
Zanahorias: La alta concentración de vitamina A presente en las zanahorias evita la sobreproducción de células en la capa externa de la piel, lo que implica que la cantidad de células muertas que se combinan con aceites naturales y obstruyen los poros es mucho menor. Los carotenoides, antioxidantes que dan a muchas frutas y vegetales su color, también ofrecen protección contra algunos cánceres de piel y contra el envejecimiento prematuro de la piel y la inflamación. Los antioxidantes también pueden reducir la sequedad de la piel, aumentando la circulación de la sangre que va hacia ésta.
Cereales enteros: El simple cambio de pan blanco a pan integral puede marcar una gran diferencia en lo que a la piel se refiere. Los alimentos elaborados con harinas refinadas, como panes, pasteles y pastas, pueden afectar a la insulina y hacer que repunte, pudiendo causar inflamación y brotes de acné. En cambio, dado que los granos integrales son hidratos de carbono complejos, ayudan a mantener los niveles de insulina estables. Los cereales enteros también contienen el mineral selenio, que según los expertos, puede desempeñar un papel fundamental en la salud de las células de la piel.
Fueente: Euroresidentes
Los ácidos grasos omega-6: presentes en el aceite de cártamo pueden ser el hidratante perfecto para las personas que tienen la piel seca y escamosa, ya que mantienen la paredes celulares flexibles, permitiendo que el agua penetre mejor a través de la capa externa de la piel.
Hay que tener en cuenta que las grasas, incluidas las sanas, son ricas en calorías, por lo que los expertos recomiendan un consumo de no más de dos cucharadas de aceite al día.
Almendras: Al igual que los aceites, los frutos secos contienen grasas buenas que favorecen una piel saludable. Las almendras son ricas en vitamina E, que ayuda a proteger la piel del daño solar. Puesto que la vitamina E es un antioxidante, ayuda a que la piel adquiera un aspecto suave y joven mientras actúa para mantener las arterias limpias de los peligrosos radicales libres.
Según los expertos basta con un puñado de almendras al día para disfrutar de estos beneficios.
Semillas de lino: Gracias a su contenido en ácidos grasos omega-3, las semillas de lino pueden eliminar las manchas y elisar las finas arrugas de la piel. Espolvorearlas en ensaladas, añadirlas a los batidos o mezclarlas con el yogur. Si no nos gustan las semillas de lino, el salmón también puede proporcionar una dosis saludable de ácidos grasos omega-3.
El té verde: Un estudio publicado en Archives of Dermatology descubrió que el té verde puede reducir el riesgo de daño de la luz ultravioleta procedente, por ejemplo, de los ardientes rayos del sol, y reducir así el riesgo de cáncer. Los polifenoles ricos en antioxidantes presentes en el té verde le otorgan un potencial antiinflamatorio y anticancerígeno y evitan la supresión del sistema inmunológico causada por la radiación ultravioleta. Los polifenoles también han mostrado tener propiedades antibacterianas y antivirales. Es importante beberlo mientras todavía está caliente, ya que los antioxidantes del té se degradan a medida que se enfría.
Zanahorias: La alta concentración de vitamina A presente en las zanahorias evita la sobreproducción de células en la capa externa de la piel, lo que implica que la cantidad de células muertas que se combinan con aceites naturales y obstruyen los poros es mucho menor. Los carotenoides, antioxidantes que dan a muchas frutas y vegetales su color, también ofrecen protección contra algunos cánceres de piel y contra el envejecimiento prematuro de la piel y la inflamación. Los antioxidantes también pueden reducir la sequedad de la piel, aumentando la circulación de la sangre que va hacia ésta.
Cereales enteros: El simple cambio de pan blanco a pan integral puede marcar una gran diferencia en lo que a la piel se refiere. Los alimentos elaborados con harinas refinadas, como panes, pasteles y pastas, pueden afectar a la insulina y hacer que repunte, pudiendo causar inflamación y brotes de acné. En cambio, dado que los granos integrales son hidratos de carbono complejos, ayudan a mantener los niveles de insulina estables. Los cereales enteros también contienen el mineral selenio, que según los expertos, puede desempeñar un papel fundamental en la salud de las células de la piel.
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