martes, 20 de abril de 2010

SolarChill: la nevera ecológica.

Con esta tecnología se pueden conservar medicamentos y vacunas en zonas sin electricidad o con acceso irregular a la energía. El próximo paso serán la producción en serie y el desarrollo de SolarChill B para uso doméstico.

SolarChill es un refrigerador solar, sin baterías y libre de los gases nocivos. Según Wolfang Lohbeck de Greenpeace, "este refrigerador está en la categoría A++ y más. Tiene que funcionar en climas de extremo calor, superar hasta cinco días sin luz solar y mantener la cadena de frío requerida por la Organización Mundial de la Salud. El SolarChill no tiene nada que envidiar a los refrigeradores convencionales más eficientes energéticamente".

La nevera SolarChill para la conservación de vacunas y medicamentos está muy cerca del objetivo de producción en serie. Su tecnología ecológica va más allá de una caja helada. Su historia comienza en el Instituto Tecnológico Danés (DTI) como resultado de negociaciones entre Greenpeace Internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 1998 y 2000.

Hoy son ya siete organizaciones. A las mencionadas se han sumado la estadounidense PATH, que busca soluciones en el área de la salud; la alemana GTZ PROCLIMA y UNICEF, la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia.

En 1992, Greenpeace presentó un refrigerador libre de los gases FKW, FCKW, H-FCKW, que dañan la capa de ozono. Según Wolfgang Lohbeck, SolarChill está dos pasos por delante de la tecnología antecesora.

Por una parte, el refrigerador funciona completamente con energía solar, es decir independiente de redes de energía eléctrica; por otra, algo de especial interés, para acumular esa energía no necesita baterías. Y es que éstas son difíciles de conseguir, poco fiables en su funcionamiento, caras, pesadas y a menudo las roban".

Diez años hace que Greenpeace inició la financiación para el desarrollo del SolarChill. Tras acabarse los fondos iniciales, actualmente la financiación la asume el Banco Mundial con dos millones de dólares. El Banco Mundial apoya el proyecto con la condición de que el refrigerador sea reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), paso que ya se logró el 22 de marzo de este año al otorgarle su sello de calidad PQS.

Del sol al hielo en un solo paso

El SolarChill acumula la energía del sol directamente en hielo. El refrigerador tiene un depósito de agua que se va congelando controladamente. En las horas en que falta el sol, emite su energía, es decir, ese frío acumulado. El frío se adecua para la conservación de vacunas y medicamentos en apartadas regiones sin acceso al fluido eléctrico, dyrante horas y hasta días.

Para obtener el certificado de la OMS como nevera para la conservación de medicinas, nueve prototipos del SolarChill, tres por país, demuestran desde hace años sus cualidades en proyectos coordinados por la agencia alemana de cooperación GTZ en Cuba, Indonesia y Senegal; además un décimo refrigerador es evaluado por la entidad danesa en su sede. El frigorífico ha sido probado bajo difíciles condiciones climáticas y ha demostrado su efectividad.

Según Wolfgang Lohbeck, funcionario de Greenpeace Alemania, el SolarChill posee mejores capas de aislamiento que cualquiera de las neveras que hoy en día funcionan en el mundo.

Este logro acerca un poco más a la posibilidad de contar en uno o dos años con un modelo SolarChill B, que por sus características responda a los requerimientos domésticos. Por último se necesitan empresas que lo produzcan y comercialicen.

No es ningún secreto

Uno de los aspectos más interesantes del SolarChill es que todo su proceso de creación, la tecnología que para su construcción se ha requerido es de completo dominio público. Las entidades socias así lo han definido. Así que cualquier empresa que desee producir en serie este refrigerador lo puede hacer sin restricciones.

La nevera, que funciona hasta 150 horas sin fuentes de energía externas, ya puede ser pedida a la empresa danesa Vestfrost. El precio está alrededor de los 900 euros, más los paneles solares.

Las buenas noticias siguen, porque Greenpeace da a conocer la existencia de un proyecto conjunto entre un instituto de investigación danés y una empresa alemana de refrigeradores que ha puesto a disposición los equipos para el desarrollo del refrigerador doméstico solar. Esta cooperación también está garantizada gracias a la financiación del Banco Mundial.



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